Oí que en los calurosos días de verano era bueno que el cuerpo tuviese una pequeña tregua, por breve que fuese, y se pudiera refrigerar. El caso es que cada día intento lograr esa bajada interior de temperaturas de alguna manera. Habitualmente me la concedo durante los desplazamientos al despacho, pero cometí el error de tomarme unos días libres. Nada, un par de días y todo mi tratamiento se fue a pique.
Así que una mañana, derretida nada más salir de la ducha, me vi obligada a buscar una solución drástica, una sobredosis de bajas temperaturas. Debía idear una excursión a por pingüinos. Sin ninguna sesión matinal disponible de la recién estrenada El viaje del emperador, la alternativa era meterme en el metro y pasearme una y otra vez por toda la línea. Me pareció deprimente. Entonces, me armé de valor y me apeé -tras comprobar que la visa viajaba conmigo- en la parada más cercana a uno de los peores antros de vicio y perdición de esta cuidad: la fnac.
Tras una prudente espera para dejar que el frío fuese poniendo en su lugar mi deshecha masa encefálica, comenzó la odisea…
Fuente.
Así que una mañana, derretida nada más salir de la ducha, me vi obligada a buscar una solución drástica, una sobredosis de bajas temperaturas. Debía idear una excursión a por pingüinos. Sin ninguna sesión matinal disponible de la recién estrenada El viaje del emperador, la alternativa era meterme en el metro y pasearme una y otra vez por toda la línea. Me pareció deprimente. Entonces, me armé de valor y me apeé -tras comprobar que la visa viajaba conmigo- en la parada más cercana a uno de los peores antros de vicio y perdición de esta cuidad: la fnac.
Tras una prudente espera para dejar que el frío fuese poniendo en su lugar mi deshecha masa encefálica, comenzó la odisea…
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